Se puede afirmar que el niño comienza a aprender desde su primera semana de vida, retroalimentando su mundo interno de todo lo que recibe del exterior.

Diversas investigaciones permiten enfatizar que el desarrollo de la inteligencia, la personalidad y el comportamiento social en los seres humanos ocurre más rápidamente en los primeros años. Es en esa primera infancia dónde se tienen los primeros contactos comunicativos con el mundo a través de los sentidos. Es cuando el niño experimenta sus primeras sensaciones. Es en esa primera etapa escolar cuando el niño realiza sus primeros aprendizajes: aprende, desarrolla y ejercita destrezas de tipo cognitivo, afectivo, sociales y motrices. Todas estas destrezas seguirán desarrollándose y llegarán un momento en el que las apliquen en su día a día.

LA EDUCACIÓN INFANTIL ha de fomentar en los niñ@s experiencias que estimulen su desarrollo personal completo. Por eso se atiende en esta etapa los siguientes aspectos: los sentidos, los movimientos, el lenguaje expresivo y corporal, la conciencia corporal, la autonomía, las relaciones sociales, los hábitos, la expresión de la afectividad, el respeto a la diversidad, la personalidad, la orientación espacial y temporal, la comprensión de los conceptos, el lenguaje escrito.

Un papel importante en esta educación infantil es el apoyo familiar. Mario de Miguel realizó en España un estudio sobre los efectos de la escolarización a los 4‐5 años sobre el rendimiento escolar a lo largo de la enseñanza obligatoria. Sus resultados muestran la importancia de que los niños participen en contextos educativos antes de iniciar la enseñanza obligatoria.